Wislawa Szymborska, entrevistada em castelhano por Felix Romeo:
FELIX ROMEO — ¿Tiene alguna fórmula mágica para escribir?
WISLAWA SZYMBORSKA — Sé lo que quiero escribir, pero no siempre me sale. Trabajo constantemente en los poemas. Hay algunos poemas que surgen de forma espontánea... (Es mi secreto: no voy a decir nunca cuáles sales con facilidad y cuáles salen con esfuerzo.) Pero no siempre salen de forma espontánea.
FR — ¿Y cómo es la Szymborska que narra sus poemas?
WS — Creo que cada poema lo escriben dos personas. Hay una persona que es la que siente las cosas, la que las experimenta, la que piensa. Y otra persona, que está detrás de mí y dice: "¿no estarás exagerando?, ¿qué va a entender el lector de lo que estás escribiendo?, y, además, ¿para qué le sirve?". Ese yo irónico está siempre, pero si desaparece escribiré muy malos poemas... ¡Y si desaparezco yo, también serán malos! [risas].
FR — Utiliza un lenguaje muy especial.
WS — Mi lengua es una lengua viva. Utilizo frases hechas, lengua coloquial, juegos de palabras, que no necesariamente funciona en otras lenguas... La suerte de los poetas en el exterior depende de los traductores. En otra lengua el traductor es fundamental. Si el traductor no capta los matices, el poeta no existe... Fuera de Polonia estoy en manos de los traductores. Ellos tienen el mérito o la culpa.
FR — ¿Hablamos de los temas de su poesía?
WS — Todos mis poemas nacen del amor. Diría incluso que todos los poemas nacen del amor, incluso aquellos que transmiten el mal tienen en el fondo una forma de amor hacia el mundo. Estoy totalmente convencida de que es así... Y si no es así, lo siento por esos poetas.
FR — ¿Y el odio?
WS — Tengo un poema sobre el odio, que es verdaderamente un sentimiento del siglo XX, el más fuerte, el que encuentra más seguidores. Y eso es algo horrible. Quizá en algún momento fue necesario, cuando se reaccionaba a lo extraño, pero ahora el odio es un sentimiento horrible. Aunque parece más fácil que un loco propague sus ideas con los nuevos medios. Antes, alguien llegaba y se subía a un cajón en una plaza y se ponía a hablar con un megáfono a la gente... Todo era más pequeño. En esta misma ciudad hubo una fuerte experiencia de odio. Incluso ahora se oyen los gritos en el barrio judío de Cracovia. No podría vivir allí. No se puede vivir allí. En Cracovia vivían ortodoxos, católicos y judíos. Había una especial convivencia que Filipovich, un fabuloso escritor, muy universal, que supera la prueba del tiempo, retrató muy bien en unos relatos de infancia... Pero ese clima cambió.
FR — En sus poemas aparecen muchos animales. [Se levanta y coge una pequeña Arca de Noé. Se la acaba de regalar su amigo el escritor Slawomir Mrozek, autor de Juego de azar y de La vida difícil, que también vive en Cracovia].
WS — No imagino la poesía sin los seres que nos acompañan en la vida: los animales, las plantas... e incluso las piedras. Mi animal preferido es el mono. [Señala uno que estira las patas hacia el mar en la borda del Arca]. Me encantó un libro de Jane Goodall, A través de la ventana: treinta años estudiando a los chimpancés, en el que cuenta su investigación en Tanzania con los primates y con los chimpancés. No los estudió como un grupo, sino que los estudió como individuos. Estuvo años siguiéndolos de uno en uno, investigando cada animal en concreto y descubrió que uno era individualista, otra era una mala madre, otra era muy cariñosa, otro era muy travieso... Se trataba de una forma de estudiar a los animales desde una perspectiva totalmente diferente. No me imagino otro enfoque distinto al del análisis individual. Todos somos un poco diferentes. El hombre se somete a diversas ideas de grupo y no siempre es bueno. Porque a veces el hombre no es siempre una individualidad sino que es una especie. El hombre tiene rasgos de especie...
FR — En sus poemas aparecen muchos sueños.
WS — Escribo de la realidad y los sueños también son una parte de la realidad. Creo que lo dijo Goethe: todo poeta sabe qué quiere escribir pero no se da cuenta de lo que ha escrito.
FR — Además de escribir poemas, está haciendo collages.
WS — Mis collages son un juego. Hoy veo muy clara la diferencia entre la forma de hacer literatura y la forma de hacer arte. La escritura requiere soledad, aislamiento, trabajo y cansancio. Pero he visto a pintores trabajando mientras hablaban, riéndose, rodeados de gente, y eso es absolutamente imposible para un escritor. Necesito tiempo y que nadie me moleste. Mis collages son un juego, para que la gente los disfrute. Son mi forma de descansar. Me canso mucho escribiendo.
FR — Pero sigue escribiendo sin parar.
WS — Aún estoy viva, para extrañeza de algunos y también para la mía. Y soy escéptica ante la poesía, incluso ante la mía.
FR — Por eso utiliza tanto el humor.
WS — Mi poesía, como la vida, es una moneda: tiene una parte trágica y una parte cómica.
FR — Y también una parte cósmica.
WS — Recuerdo una anécdota de Filipovich: Cuando el hombre llegó a la luna (fecha importantísima para mí), mucha gente estaba en Cracovia asombrada. Filipovich estaba pescando y trataba de ver el acontecimiento con prismáticos [risas]. Una vez, caminando por los alrededores de Cracovia con Filipovich, nos paramos a identificar estrellas: esa es Marte, esa es la Osa Mayor, esa es Casiopea... y cuando nos dimos la vuelta había un enorme grupo de gente a nuestro alrededor; tanta, que al día siguiente la prensa publicó que se había producido el avistamiento de un ovni en Cracovia. Una información que nunca fue desmentida. Espero que eso hiciera feliz a alguien. Escribí un poema en el que decía que no hay que mandar bromistas al Cosmos.
FR — Le fascina el espacio, pero realmente se ha movido muy poco.
WS — No sé si es por mi signo zodiacal, soy cáncer, pero no me gusta viajar. Nací un día después (y muchos años después) que Marcel Proust, que escribió doscientas páginas para decir cómo se preparaba para ir a la playa. No me gusta viajar, pero me gusta mucho volver. Hace unas semanas estuve en Italia. Todo estaba lleno. No se podía visitar nada. En el Vaticano, en la Capilla Sixtina no se puede sentir nada... pero me lo pasé muy bien mirando las caras de la gente. Si me pregunta mi opinión mi respuesta es clara: ¡vivan las reproducciones!
FR — ¿Es cierto que estudió español?
WS — Hace mucho tiempo iba a unas clases de español. No me acuerdo de nada, pero la estructura de la lengua todavía la controlo. Leíamos fragmentos de El Quijote. No me acuerdo cómo surgió lo de aprender español. Eran los años 60, antes del boom latinoamericano. Nos daba clase un profesor que no sé si se enteraba mucho, porque se preparaba la clase el día anterior... pero tenía unos cuantos discos maravillosos con música española: canciones populares estupendas. Soy admiradora del Goya luminoso, el de los retratos, el de los tapices, el de las escenas costumbristas y el de las majas. Y he corregido a Velázquez en uno de mis collages: he sacado a una de las meninas al aire libre.
Wislawa Szymborska enciende un pall mall extralight. Antes fumaba sport, que era un tabaco muy popular. En Polonia hay un marcaje férreo sobre los fumadores. Dice que comenzó "a fumar durante la guerra por las preocupaciones y por otros muchos motivos".
FR — Hablaba antes del amor, ¿le puedo preguntar algo de los suyos?
WS — Le contaré algunas historias de mi infancia. Se dice que la infancia es maravillosa, pero está llena de sufrimientos. Cuando te enamoras, cuando quieres que te hagan caso... Cuando tenía doce años me enamoré perdidamente del novio de mi hermana que no me hacía ningún caso. Un día me vendé la cabeza y él dijo "¿qué le ha pasado a eso?". Años más tarde lo volví a ver y me pregunté cómo podía haberme enamorado. No era nada interesante. Nunca le dije nada. También había otro chico. Cuando iba a la escuela antes de la guerra, siempre iba por el mismo camino, había un chico que me seguía... Era tan tímido que no me dirigía la palabra. Me escribía cartas, en una de ellas, donde me arreglaba toda la vida -"por ti surcaré los mares, subiré a la cumbre más alta..."-decía al final: "estaré mañana bajo tu ventana si no llueve". [risas]. Estoy a favor de que todos nos mezclemos con todos. Es algo buenísimo para todo. No hay nada peor que las razas puras.
FR — Leer también es una forma de acabar con las formas puras.
WS — Leo todo el tiempo. Muchos libros de divulgación científica y de antropología, de zoología. Leo a Brodsky, con el que tenía mucha afinidad. Pero como no quiero olvidarme de nadie sólo voy a decir que leo a Rilke, con él comenzó mi fascinación por la poesía.