En 1938 Rivera presenta a Alvarez Bravo con André Breton, quien lo invita a participar en la exposición que organiza la Galería de Arte Mexicano. Breton le pidió que se encargara de la portada del catálogo, surgiendo así, "La buena fama durmiendo" .
"Recuerdo que me encontré a una modelo haciendo cola en una ventanilla de la Academia de San Carlos y le pedí que posara para mí. Envié al mozo a comprar unos abrojos y llamé al doctor Martín para que vendara a la modelo. Siempre me ha acechado la idea de peligro que en esta imagen está representada por los abrojos, que viene a ser la contracción de dos palabras: abre - ojos. La idea de vendar a la muchacha me vino de ver cómo las bailarinas del ballet de Ana Sokolov se vendaban los pies".
Breton quedó impresionado con las fotografías de Don Manuel y escribió: "Alvarez Bravo conjuga ese poder de conciliación de la vida y la muerte. Nos permite descubrir los polos opuestos".